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Un fragmento de una novela..

Un fragmento de una novela..

Un proyecto que he estado trabajando desde hace tiempo..

 

 

LA ETERNA AMAZONA

  

Esta no es una historia de amor más, el la historia de la vida de Diana, perteneciente a la casta de las amazonas , eternas guerreras, expertas en el arte de la guerra , la seducción, la disciplina y varios secretos de el mundo, que los antiguos Dioses se los entregaron para que ellas los guardaran hasta el final de su existencia, hasta que ya su estirpe desapareciera, hasta que la última Amazona, se hubiera extinguido, su nombre, significa la que “ solo tiene un seno” y esto se debía, a que para poder convertirse en una verdadera Amazona y no terminar su vida como una mujer normal, abandonada a su suerte, ellas debían emprender un mágico y a la vez doloroso ritual en el  cual tenían dos opciones para deshacerse de uno de sus senos o quemándolo, o cortándoselo con una espada, este ritual, sobre el cual se explicara más porque la propia Diana tuvo que hacer con este ritual algo al respecto.. algo novedoso, pero este ritual se utilizaba para que las mujeres fueran más diestras con el arco y la flecha , con la espada también.  Diana, hermosa representante de las amazonas, nunca debiste  haber puesto tus ojos fuera de tu refugio, tu mundo, tu protección... 

Armando era un tramposo, un hermoso  tramposo, decían las mujeres, todas aquellas cortesanas que habían adornado su vida, que habían compartido tantas y tantas noches su espacio en una aldea, o en el bosque, el lugar no importaba, lo importante era pasarla bien, el tenía un encanto oculto, lograba subyugar a muchas mujeres, era un atractivo que lo hacía discutir con los hombres y ser idolatrado por las mujeres.

Diana nació un año en el cual la cosecha de higos llegó más próxima, esto es un buen presagio, dijo su madre, una de las más hermosas mujeres de la tribu de las Amazonas, que por su linaje, pertenecía a una de las mujeres nobles de esta tribu, en esta tribu, la organización social, estaba dispuesta de una forma piramidal , en lo más humilde de la base, se encontraban las mujeres cuya sangre había sido deshonrado por algún familiar, y esta, había escapado y se había marchado con un hombre a alguna de las tierras de el mundo conocido, en segundo lugar, estas se ocupaban de labores de recolección, agricultura, y de labores domésticas, las segundas que eran aquellas mujeres que no habían sido deshonradas por la culpa de algún familiar, eran aquellas mujeres que lamentablemente la naturaleza no las había dotado de mayor belleza y no podían convertirse en verdaderas guerreras,  ya que una de las condiciones para convertirse en una verdadera guerrera, aunque a simple vista fuera algo sin importancia, se necesitaba de una gran belleza, ya que en el campo de batalla se necesitaba fuerza, que se tratara de una mujer guerrera, aguerrida, pero la belleza era un elemento esencial para conquistar al hombre, con delicadeza o usando sus artimañas secretas, ya que como bien se sabe, las Amazonas hacían también uso de su belleza para conquistar ciudades, saquearlas y todo esto debido a que como tenían su encanto, los hombres no se resistían ante ellas y les hacían la tarea más fácil de conseguir su cometido, no podemos tener la visión de que las Amazonas eran malas simplemente porque se adueñaban de cosas que no les pertenecían, tenemos que hacernos a la visión del tiempo en que nos encontramos y hacernos a la idea, de que en estas épocas tan remotas, esta era una forma de vida, era una costumbre, era un hábito repetitivo que adoptaron muchos pueblos de la antigüedad en esta época.

Diana,. Cuya existencia estaba marcada por el misterio, al nacer su madre, helena, emprendió un viaje hasta el lejano oráculo de delfos, como sabemos, en esta remota época las peregrinaciones a este sagrado lugar eran de millares de personas, que iban con el propósito de consultar a la sacerdotisa Pitias, quien no podía ser vista por nadie, sino que un grupo de sacerdotes menores interpretaban la respuesta y se la entregaban a la persona que había hecho la consulta, en este, el templo de el Dios Apolo, cuya majestuosidad había sido legendaria durante los cientos de años que llevaba en pie el Oráculo. Helena, se quitó su pequeño quitón que dejaba ver sus esbeltas piernas y un pequeño escote que dejaba traslucir un poco de sus encantos que tanto había enloquecido a tantos hombres y que ella muy bien había usado para  conquistar nuevas empresas encargadas por sus otras compañeras de la tribu de las Amazonas. Se cambió de traje y se puso uno de simple cortesana, un vestido muy sencillo, de color púrpura, holgado. Para hacerse notar como una persona más que iba a rendirle culto al Dios Apolo y no llamar la atención como una mujer fuera de lo común que se dirigía al santuario.

Aquella raza escogida, agasajada para servir a los Dioses con su protección, llamada Amazonas.

 

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